Esta obra recupera los murales de Escuelas Normales de todo el territorio nacional para que el lector, la lectora, puedan hacer su propio periplo por el pensamiento normalista.
Al mismo tiempo, es un reconocimiento a sus artistas, muchos de ellos o ellas anónimas, que plasmaron su mundo onírico como prueba de su paso por la Escuela Normal y como legado para
que las nuevas generaciones se reconozcan y den continuidad a la historia. Para entenderlo no es necesario una hermenéutica o estética, únicamente implica permitir que las emociones
nos guíen entre cantos de color, resistencia y esperanza.